Bordamos, platicamos y sentimos. En pasado y en presente.
Y todo gracias a Gimena Romero, una virtuosa tanto en el arte del bordado como en llegar a hacernos sentir cada puntada. Gracias a ella vivimos una tarde mágica, que comenzó como todo comienza, desde el principio de nuestras vidas y con los orígenes del Tenango, una manera maravillosa de transportarnos a aquella región mejicana de otomí-tepehua y mostrarnos la valía de esas 400 mujeres que, sin un patrón a seguir, nos deleitan con una espectacular representación de sus símbolos, de su lenguaje y de su vida rural, mundana, natural y floral adornada con ese característico colorido mejicano.
Aún hoy puedo decir que seguimos emocionadas de las palabras de Gimena. Gracias por compartir con nosotras tus experiencias. Y gracias a las alumnas por hacerlo posible también.
Y como nos quedamos con ganas de más, ¡Repetimos el próximo 11de julio con bordados Mazahuas! os tendremos informados.
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